Y bueno, llegó el otoño. Y con él, las mañanas frías, los pañuelos que parecen frazadas envueltos en el cuello, las chaquetas, los chalecos gruesos y semi gruesos, las manos frías, las caras transparentes, y las caminatas tiesas a causa del frío que nos aproblema.
También llegaron los atractivos visuales, y esta es la parte bonita del otoño. Las hojas, las hojas caen al suelo y se destiñen. El verde extingue y los colores predominantemente café pasan a ser dueños de aquellas hojas que caen y comienzan a tomarse las calles de Santiago como una gran alfombra con la que todos volvemos a ser niños. Todo, absolutamente todo se vuelve fotografiable, al igual que en la primavera... es que me encantan aquellas dos estaciones.
¡Bienvenido Otoño!
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