Ella será.

Como diría la canción, "No siempre son mariposas y arcoiris".
Pero al menos, intento transformar las vivencias en algo parecido a aquello.

miércoles, enero 22, 2014

La Amapola

Esta es la Amapola y la tengo desde hace dos semanas antes de navidad. La verdad, nunca pensé que pudiese tener la bicicicleta que siempre quise, de hecho, me había resignado un poco al hecho de tener que juntar dinero por un año o algo así ya que aún estoy endeudada con la cámara que me compré en Mayo del año recién pasado.
Un día, conversando con mi mamá sobre los regalos de navidad, me preguntó qué me gustaría recibir, a lo que yo le contesté que quería solamente dos cosas. La primera iba a comprármela yo cuando tuviese un poco de dinero, unas vans. Y la segunda... "Mamá, es imposible porque es muy cara". En ese momento mi mamá se tomó una pausa y dijo, ya hija hay que evaluar y cotizar.
...No se bien qué cara habré puesto, pero la emoción fue como...OH DIOS MIO. La bici la tenía vista hace tiempo porque pasaba mirándola en la página de GAMA.
Se la mostré a madre y le dio su aprobación. El acuerdo fue que ella pondría un 50% del total y lo restante sería entre papá y yo.
Listo, transacción online hecha por mi madre un día Jueves, y le avisan que el día Martes estaba lista para retirarse. Todo esto sucedió en dos horas... La aprobación y la compra. Después de eso los días pasaron más lentos que la cresta, y lo peor es que no sabía cómo iba a traerla del taller hasta mi casa, ya que en micro es una hora de viaje, es decir, en bici y con mi experiencia polla el viaje sería duplicado e incluso más.
Le pedí a Matías que fuese mi compañero de viaje y feliz aceptó. Buena persona el cabro porque ¿quién estaría feliz de andar dos horas y algo en bicicleta con alguien que es media lenteja y más encima a las 4 de la tarde un día de casi verano?
El día Martes llegó y fui por Amapola. Matías me estaba esperando en el paradero cercano al metro Blanqueado y con mi inocultable cara de emoción lo salude con un grito. Camiamos dos o tres cuadras y llegamos al taller de GAMA
Pedí la bicicleta que estaba al nombre de Madre y la fueron a buscar. Tengo que reconocer que estaba hiperventilada y le hablaba a todo el mundo puras idioteces, también me reía  extremadamente fuerte y la voz se me puso rara, tal cual como me sucede siempre que me hiperventilo.
AHÍ VENÍA LA AMAPOLA! que bonita que se veía ahí nuevita. Hombre encargado me hizo probarla antes de llevármela y me di una vuelta manzana... la vuelta manzana más choriflai que había tenido en años.
Luego de dar mi visto bueno emprendimos nuestro viaje con Matías. Sí, llegué echa un desastre y muy quemada, pero da lo mismo porque fue todo maravilloso. Pude utilizar todas las ciclovías que había querido usar siempre y después pasamos al supermercado a comprar los intgredientes para preparar fajitas y pude usar también el canastitooooooo, yija!

El viaje fue tan maravilloso y cómodo que Amapola se convirtió en mi compañera favorita. Tanto así que cuando la pinché, hasta pena sentí. Pero ya esta todo arreglado y seguimos viajando juntas.
Lejos, mis viajes favoritos son cuando salgo a los extremos de mi barrio a sacar fotos a los lugares bonitos que encuentro y sobre todo a las flores, que abundan hoy en día por ahí.


....Esta es la Amapola.





 

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