Uno dos y cinco.

A veces me pregunto qué sería de mí si hubiera tomado decisiones distintas a las que he elegido hasta el día de hoy, y a lo único que llego, es al arrepentimiento.

Siento que desperdicio mi vida, mi adolescencia en particular.
Siempre me dicen que esta es la etapa más hermosa de la vida, la etapa de descubrir, probar, crecer, formarse, caer y volver a pararse para seguir, porque tu vitalidad es tan grande que no deja que te quedes en el suelo.
En mi caso, mi vitalidad se escapó, debe estar escondida bajo alguna roca o algo así, hoy me di cuenta y lamentablemente de mala manera.
“Estoy aburrido de verte esa cara de amarga y depresiva siempre, dan ganas de agarrar limón, aceite y sal para aliñarte”. Quizás si supieras qué es lo que pasa por mi cabeza y cómo me siento hace unos 1O años, hubieras preferido callar esa frase, porque puedes tratarme como basura, humillarme e insultarme, pero lo que no puedes hacer, es opinar sobre mis estados anímicos porque no tienes idea.
Hoy recordé cuando la mujer loca de los antídotos florales me dijo que mi única manera de sentirme viva, era peleando, porque eso era una de las pocas cosas que hacía diariamente con fervor, además de criticar.
Hoy, ya ni ganas de eso tengo, me cansé, me cansé de unir poquitos de animo para levantarme cada día, me cansé de fingir que estoy feliz por lo demás cuando no es así, ya que envidio como les suceden cosas, para bien o para mal que hacen que activen su cuerpo y así puedan seguir respirando, yo también quiero restos de eso.
Me aferro demasiado a las cosas que caerán.

Es mi puto blog, y si se me da la gana redacto sólo quejas... MI BLOG.